No te compares | Esa no es la forma
- Gerardo Tirado
- 17 feb 2022
- 2 Min. de lectura
Cada persona es única y diferente de las demás. Aunque incluso los gemelos tienen diferencias, por lo que medirnos unos a otros de manera general es casi imposible. Por eso se han creado deportes y partidos políticos, que miden la habilidad y liderazgo en comparación con otros. Sin embargo, quiero hablar sobre la singularidad del individuo a nivel espiritual.
Cada uno de nosotros tiene un alma que escogió estar aquí y vivir la vida que estamos experimentando actualmente. Escogimos a nuestros padres desde un plano muy inconsciente de nuestro ser, y aunque hayamos vivido con ellos, llega un momento en la vida en el que la conciencia y la razón nos llevan a tomar nuevos caminos. Es entonces cuando empezamos a compararnos y competir con los demás.
Es importante madurar y vivir en el mundo real, donde ya no dependemos de nuestros padres. Tenemos que conocernos a nosotros mismos, encontrar el propósito por el cual escogimos esta vida, por qué elegimos a nuestros padres y cuál es la razón de nuestra existencia. No se trata de comparaciones ni competencias con otros, sino de buscar dentro de nosotros mismos y encontrar nuestro verdadero ser.
El yo del pasado es la única persona importante con la que deberíamos compararnos. Debemos preguntarnos si hemos superado nuestros miedos, o si es necesario superarlos. Compara el yo de hoy con el de hace dos o cinco años, y verás que la competencia se compite sola. Si cuidas tu yo actual en comparación con tu yo del pasado, siempre estarás mejor.
Recuerda que la vida se divide entre lo mundano y lo espiritual. Cuida tu cuerpo y tu alma para vivir plenamente y alcanzar la felicidad.

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